martes, 17 de marzo de 2009
BUÑOLEX, el primer colchón relleno de buñuelos
Todos nos preguntamos, una vez finalizan las fallas, ¿qué sucede con la enorme cantidad de buñuelos que no se han consumido y que todavía continúan en los aparadores de los puestos churreros?. Una iniciativa del diseñador valenciano Quique Tamariz propone reciclarlos como relleno para colchones. Si los colchones viscolásticos se hicieron con el mercado que hasta entonces era acaparado por el látex, ahora cabe la posibilidad que este nuevo colchón de buñuelo, BUÑOLEX, sea el referente en comodidad y modernidad.
Actualmente uno de los problemas reside en la limitación temporal de su venta (finales de marzo/principios de abril), por lo que se recomienda la reserva a través de la web: www.colchonesdebunuelo.com o en la propia del diseñador, www.tamarizgenial.com.
La asociacion "por un peso idóneo", se ha quejado que este tipo de colchones fomentan el consumo de calorías en épocas de dieta y resulta muy difícil conciliar el sueño por el espléndido olor que estos colchones desprenden. Actualmente Tamariz sigue trabajando en una línea de almohadas con forma de porra churrera y espera que esta nueva línea de productos complementarios puedan continuar aumentando el gran éxito ya alcanzado.
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6 comentarios:
Una muestra más del pujante dinamismo de la industria valenciana. Somos la envidia de España. Zapatero, a ver si aprendes, así se levanta un país!
Además de potenciar el reciclado y las industrias verdes.
Enhorabuena señor Tamariz,
Estoy seguro de que Buñolex revolucionará la industria del descanso y promocionará internacionalmente el consumo de buñuelos.
¿Para cuándo un colchón relleno de pólvora?, ¿Y otro de anguilas vivas?
Querido "Anónimo", no creo que sea buena idea someter a las pobres anguilas a un martirios tal. Además la falta de oxígeno acabaría con las pobres, con tales convulsiones que previsiblemente podrían provocarnos alguna que otra contractura en la columna, por lo que nunca lo recomendaría.
Estimado profesor Miralles,
Respeto su crítica, pero no comparto su indignación. El "Anguiflex" sería un producto revolucionario, fruto de un intenso trabajo de I+D+i, que convulsionaría el mercado del descanso, y proyectaría internacionalmente a Valencia, convirtiendo nuestra hermosa ciudad en un clúster tecnológico de primer nivel, un Silicon Valley mediterráneo.
Cierto es que cada colchón exigiría el sacrificio de unas 500 anguilas, pero esto no alteraría el ecosistema de La Albufera.
Como sabrá, desde hace años las anguilas que se comercializan en El Palmar proceden de varios puntos del Regne.
Para producir en serie el colchón no bastaría con las piscifactorías ya existentes, por lo que deberíamos crear una red ad hoc.
Podríamos recurrir al potencial de los países en vías de desarrollo. Mantengo contactos con varios dictadores africanos, quienes, con toda seguridad, nos ayudarían.
Por otra parte, para lanzar el producto, deberíamos recurrir a una campaña de publicidad agresiva, basada en técnicas de inteligencia emocional. Conozco a la agencia idónea.
¿Se imagina al elocuente Constantino destacando las bondades del Anguiflex en un escenario inspirado en el Virgo de Visanteta?
Piénselo durante unos segundos, profesor Miralles, como dijo hace una década uno de los nuestros: "Nos vamos a forrar"
Quizás me he dejado cegar por mi amor personal hacia este pez Anguilla, de la familia de los anguílidos, tan característico de nuestra zona y no he contemplado los beneficios que podría traer para nuestra región. Su comentario es de una gran lucidez, imagino que se está escondiendo bajo el nombre de Anónimo porque seguramente represente algún alto cargo representativo de nuestra sociedad valenciana. Le deseo todo el éxito en su proyecto y espero me mantenga informado.
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